Para nosotros, un desayuno perfecto se basa en dos ingredientes esenciales.
El primero es la convivencia: nos gusta servirlo a la hora que mejor se adapte a las necesidades de todos, convirtiendo el momento de despertar en una oportunidad para encontrarse y conocerse.
El segundo es la autenticidad: todo se prepara estrictamente en casa. Encontrarás el aroma del café espresso recién hecho, té y capuchinos calientes, zumos frescos, yogur artesanal que puedes enriquecer con miel, chocolate o muesli. Siempre hay fruta de temporada, pan con mantequilla y mermeladas, pasteles caseros y, para quienes lo prefieren, también algunas opciones saladas.
Así, cada mañana se convierte no solo en un momento para alimentarse, sino en un pequeño ritual de sabor y conexión.