En el siglo XVII, el centro de la casa era un pequeño convento habitado por una comunidad de monjes dedicados a un estilo de vida simple y rural. Una prueba de esto es la fuente "Santa Rosalía", ubicada en la parte más baja de la propiedad, que tenía la función de regar el huerto y abrevaderos para el ganado. Después de la extinción de la comunidad de monjes, un grupo de militares tomó posesión de la propiedad y la convirtió en una guarnición, como evidencia la garita en la entrada. A finales del siglo XIX, toda la propiedad pasó a manos de una noble familia Nicosiana, que la utilizó hasta la década de 1960 como finca de caza y casa de veraneo. Restaurada meticulosamente por los actuales propietarios, conserva en cada piedra todas las peculiaridades de una residencia agrícola, fortificada y noble.
Hay habitaciones individuales (con cama doble para uso individual), dobles, triples y cuádruples disponibles, con accesibilidad para personas con discapacidad. También están disponibles habitaciones "alcoba", antiguas residencias de los monjes, cuyas paredes están decoradas con pinturas del siglo XIX. El mobiliario, siciliano de principios del siglo XX, es simple, sobrio pero al mismo tiempo cuidado en cada detalle para hacer que su estadía sea aún más acogedora y única.